Fue escrito en el siglo XVI por el misionero español Juan González de Mendoza. Tuvo hasta 50 reimpresiones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en una obra de referencia. La única “sombra” es que autor nunca estuvo en China.

En total hay ocho estilos, que buscan recrear las hazañas y desgracias de los dioses hindúes. Sincronizan movimientos del cuerpo con expresiones faciales y cada día tienen más seguidores en todo el mundo.
Fue escrito en el siglo XVI por el misionero español Juan González de Mendoza. Tuvo hasta 50 reimpresiones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en una obra de referencia. La única “sombra” es que autor nunca estuvo en China.
En su mayoría son estudiantes que traducen al inglés obras de autores contemporáneos. Un foro recibe 3.5000.000 visitas diarias. El atractivo de las novelas chinas para el lector occidental.
Impresionante relato sobre un viaje a bordo de los llamados “trenes de juguete”, que recorren cientos de kilómetros sobre rieles separados por sólo 61 centímetros. Un hallazgo de El País.
La instalación de una estatua frente a un consulado japonés en Corea del Sur reavivó la polémica sobre la explotación sexual a la que fueron sometidas miles de mujeres hasta el fin de la Segunda Guerra.
“¿Dónde está el dios que adoráis?. Me respondieron que estaba en el cielo como Chukwu. Entonces les pregunté quién era aquel al que habían dado muerte, el que había colgado en el palo de madera fuera de la misión. Me explicaron que era el hijo, pero que padre e hijo eran iguales. Fue entonces cuando me di cuenta de que el hombre blanco estaba loco”
(fragmento de la novela “La flor púrpura”)