Con una tradición milenaria, ofrece diversos tratamientos para combatir el dolor. De la clasificación de alimentos según su sabor y color a las hierbas medicinales y la acupuntura. El Yin y el Yang.

La palabra encierra una filosofía de vida que resulta clave para comprender a los japoneses. Nunca pierden el control, resisten la adversidad con dignidad y jamás pierden de vista al prójimo. El ejemplo del terremoto y tsunami de 2011.
Con una tradición milenaria, ofrece diversos tratamientos para combatir el dolor. De la clasificación de alimentos según su sabor y color a las hierbas medicinales y la acupuntura. El Yin y el Yang.
Nacido en 1954 con la película “Japón bajo el terror del monstruo”, fue el gran aporte nipón a la mitología del siglo XX. Luego representó las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, con sus consecuencias de radiación, terror y destrucción.
Audrey Tang tiene 35 años, un coeficiente intelectual de 180 y fue nombrada Ministra Digital de Taiwán. A los 24 años se cambió de sexo, pero no se considera transgénero, sino post-género. Su sueño de una Silicon Valley asiática.
Las obras son interpretadas por artistas chinos que, luego, deben volver a trabajar al campo. No reciben subsidios y los escenarios muchas veces son improvisados, pero eso no les impide reivindicar las raíces de su cultura popular.
La devoción de los hindúes se convierte, a veces, en un ataque al medioambiente. Imágenes en los ríos, polvos de colores que no se degradan y fuegos artificiales forman parte de un ritual que afecta a la naturaleza.
La historia de Takayama Ukon (1552-1615), un señor feudal que abandonó sus riquezas, fue perseguido y, finalmente, condenado al exilio por convertirse al cristianismo. Se sumó a los 395 mártires y 42 santos japoneses.
La increíble historia de Michelle, una nena sudafricana que pasó de escribir a escondidas a convertirse en la inspiración de millones de niños. Su libro "Esperar las olas" ya está en venta en Amazon.
“¿Dónde está el dios que adoráis?. Me respondieron que estaba en el cielo como Chukwu. Entonces les pregunté quién era aquel al que habían dado muerte, el que había colgado en el palo de madera fuera de la misión. Me explicaron que era el hijo, pero que padre e hijo eran iguales. Fue entonces cuando me di cuenta de que el hombre blanco estaba loco”
(fragmento de la novela “La flor púrpura”)